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Foto del escritorFlor Ribecco

Amelia: amor y limerencia

Hablamos con la joven promesa rosarina sobre su esperado segundo disco, Heavenly.

Hace apenas tres veranos, Amelia Sagarduy iniciaba su proyecto solista en Berlín, el emblemático bar de la cortada Simeoni, refugio del arte rosarino. Para el 2022, con varias tarimas caminadas, pandemia de por medio y varios proyectos de estudio bajo la manga, la joven artista se sumerge en la presentación de su segundo álbum.


Una típica tarde de verano, en la casa de té Amelie, ubicada en San Lorenzo esquina Buenos Aires en el centro de la ciudad, Amelia atiende con una mezcla de curiosidad y ansiedad. La música de 20 años centra su energía en la preparación del show de estreno de Heavenly, que se llevará a cabo en los últimos días del mes.


Es imposible borrar el confinamiento para entender esta nueva etapa de Amelia, que es muy parecida a la de aquel entonces solo que un poco más grande, segura de sí misma y de sus talentos. Cuando la pandemia golpeó, Sagarduy, como tantos otros, encontró algo de inspiración en el encierro y recurrió a la música como escape a la oscuridad que se cernía.


‒¿Cómo fue el proceso de creación de Heavenly?


‒Fue cuando justo terminé de producir Shades of Purple en el 2020. Ahí arranqué desde el concepto que era como hacer algo así medio celestial, medio de cielo y fantasioso. El concepto comenzó en la pandemia más que nada porque estaba muy aburrida y de alguna manera fantasear en mi cabeza me permitía irme de mi casa. Era como armar un mundo. Después lo terminamos de confeccionar más que nada el año pasado y ahora durante enero y febrero estuvimos mezclando el disco. Lo terminamos recién.


La aventura de este proyecto comenzó el pasado noviembre con el estreno del sencillo “Butterflies” que contaba con la particularidad de ser parcialmente producida por ella misma.


Según cuenta Amelia, el proceso fue bastante distinto que con su EP debut homónimo del 2018, ya que el sonido en este era más acústico y crudo como cuando ella compuso las canciones en aquel entonces con su ukelele. Más tarde con la llegada de Shades of Purple confesó que todavía le costaba descifrar cómo quería que suene un tema producido: “Con Heavenly hice la pre producción, eran como maquetas, que fui haciendo porque fui aprendiendo a usar el FL que es un programa para producir que es más fácil de entender. Es bastante distinto porque la composición es distinta porque parte de la compu pero después lo derive a Gladyson Panther (Santino) que él hizo toda la producción y son totalmente distinto los temas, como más amplificado todo lo que yo tenía pensado”.


Su nuevo disco, producido en conjunto con Santino Martín, y masterizado por su compañero de ruta y hermano Fermín Sagarduy, funciona como radiografía del enamoramiento ciego, el amor como sedante. “Medio que se entrelaza con Shades of Purple porque si bien el disco anterior es bastante de desamor termina con un enamoramiento. Entonces partí de eso y es como la idea ilusoria del amor. No sé si ilusoria porque es real en un momento, pero cuando uno se enamora todo suele verse como perfecto, sagrado, empalagoso y celestial. Es hasta un poco rococó. Es esta idea de morirse y revivir pero en el cielo. Quería explotar esa idea, de ver al amor de otra manera, aunque eso obviamente no es así, no es que todo es perfecto”.


La portada del álbum, confeccionada por el diseñador rosarino Andres Yeah, dos gatitos hadas abrazados con sus colas entrelazadas en forma de corazón enmarcados por un arcoíris, nubes y un cielo celeste brillante, muestra las primeras referencias al contenido del mismo.


Con “11:11” Amelia nos hace entrega de la llave que abre la puerta a este mundo de ensueño que nos va a acompañar durante poco más de veinte minutos.


Sin cuadrar en las corrientes que dominan los rankings, la verdadera referencia de Heavenly está en el pop punk de principios de los dos mil. Tanto la estética como la música se apoyan en la nostalgia para desenterrar un pasado dorado e incorporarle elementos modernos.


En “the night i lost myself” la rosarina inicia la canción con un guiño a la serie de los noventa dirigida por David Lynch, Twin Peaks. “God, I love this music. Isn't it too dreamy?" pronuncia Audrey Horne antes de continuar con nuestra travesía en este universo onírico.


Donde más brilla el disco es en el trabajo de producción y vocal. “Lisa Frank” es otro punto alto con otra referencia a un ícono de la cultura pop. A lo largo de nueve canciones, Amelia deja ver las influencias que tuvieron artistas del calibre de Aurora y Lana Del Rey en su sonido, pero también deja en claro que tiene su voz propia.


Esta nueva era de la cantautora cuenta con la presencia de una banda compuesta por Santino Martín (Gladyson Panther) y Catalina Druetta en guitarra, Lucio Sánchez aka Lusio en teclados, Bruno Ottaviano de Otros Colores en la batería y Fermín Sagarduy en el bajo.



‒¿Cómo fue la transición a tener una banda?


‒La primera vez que toqué, toqué como cuarenta minutos con el ukelele. ¿Cómo hice? No sé. Eso me parece re loable de mi yo del pasado. Ahora con el nuevo disco que cambió la producción que la hizo Santino y dejó de ser todo tan estructurado, los temas son más fáciles de adaptar y es re divertido. Hoy en día quiero disfrutarlo más y realmente es muy divertido tocar, ensayar, vivir la experiencia de tener una banda. Es lo que yo siempre quise desde chiquita.


‒¿Cómo fue abrirte paso como mujer?


‒Yo justo empecé a tocar en un momento en el que eso dejó de pasar tanto, lo masculino tan fuerte. Y por suerte no he tenido experiencias así chotas. Sí, obviamente vas a tocar a un lugar y cuando probas sonido el sonidista es re mala onda y te trata como que no sabes tanto. Cuando uno logra tener confianza en lo que hace es como que ya fue. Trato de no tomármelo personal pero creo que tuve la suerte de que arranqué cuando ya había un espacio. Lo que sí creo que fue difícil fue realmente creerme capaz de hacerlo, de tocar en vivo, de hacer música directamente. Siempre me gustó mucho el pop. Hoy hay más artistas pop en Rosario porque existen bandas como Miranda que son alta influencia de bandas de acá pero hay como cierto rechazo a lo que quizás es más femenino. Yo iba a ver a mi hermano que tocaba, bandas que eran todas de rock psicodélico y no tenía idea de eso, no me sentía identificada. Es medio como eso que dicen que una peli la protagonista sea negra, re sirve para que una nena que se ve igual se sienta identificada y encuentre a alguien que decir yo soy como esta princesa que antes eran todas blancas. A mí me pasó un poco eso que no lo veía entonces no lo creía que podía hacerlo. Lo que sí hoy me doy cuenta es que es más difícil para las mujeres destacar, tenes que hacer algo impresionante. Yo me pongo a pensar a veces si yo fuese hombre ¿mi música pegaría más?


Si bien considera que todavía necesita adquirir más herramientas técnicas a la hora de componer sus proyectos en todas sus fases, para el futuro espera poder experimentar más en la producción para llegar a entender cómo quiere sonar. “Tengo ganas de meterme más en ese mundo”, reflexiona.


Amelia estará presentando Heavenly en formato banda el próximo sábado 26 de febrero a las 21 horas en el Galpón de la Música (Estévez Boero 980). El show incluirá canciones de sus trabajos anteriores Shades of Purple, Amelia y All My Dreams are Nightmares. Las entradas pueden adquirirse en Eventbrite.


Escucha Heavenly en las plataformas de streaming




 

Fotos por: Kiki Valentini

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